Generalmente pensamos en el aspecto negativo del tabaco para decidirnos a abandonarlo. Pero quizá nos pueda resulta más alentador conocer todos los efectos beneficiosos que aporta sobre nuestro organismo el dejar de fumar.
Algunos son inmediatos: desaparece el mal olor, la frecuencia cardiaca y respiratoria se normalizan y los niveles de monóxido de carbono disminuyen en unas horas.
Durante las primeras semanas se van recuperando el olfato y el gusto y van desapareciendo la tos y las flemas. La piel va recuperando un aspecto más saludable.
En los primeros meses se mejora progresivamente la capacidad pulmonar.
Al cabo del primer año sin fumar se reduce a la mitad el riesgo de sufrir un infarto cardíaco y después de 5 años de abstinencia la probabilidad de sufrir una embolia se iguala con la de un no fumador. En 10 años el riesgo de sufrir cáncer de pulmón será aproximadamente el mismo que el de un no fumador.
Son cifras para pensar. Para animarnos a intentarlo o a seguir si es que ya hemos empezado.
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