Existen varios tratamientos alternativos que inundan el mercado, en la mayoría de los casos su eficacia no está probada científicamente por lo cual no están recomendados como único tratamiento para dejar de fumar. No existen estudios controlados y a largo plazo, que puedan demostrar la eficacia de estos tratamientos no farmacológicos, y es posible que lo que funcione sea fundamentalmente la motivación y el componente emocional de quienes los utilizan.
En próximos post iremos describiendo brevemente las terapias alternativas o no farmacológicas más utilizadas:
Terapia psicológica: Se ha demostrado su efectividad cuando se añade al tratamiento farmacológico. Sobretodo se utiliza la terapia cognitivo-conductual, que consiste en indicaciones sobre cómo actuar cuando aparecen las ganas de fumar, cómo controlar la ansiedad y técnicas de relajación.
Meditación: Ayuda a paliar la ansiedad provocada por la falta de nicotina así como otros síntomas que acompañan al síndrome de abstinencia.
Yoga: Desarrolla la conciencia y el autocontrol, ayuda a controlar el impulso de fumar y promueve entereza física y mental para sobrellevar la abstinencia de nicotina.
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